Los alimentos crucíferos son aquellos que pertenecen al grupo de las plantas Brassica, que son ricos en Glusinolatos y que su ingesta habitual ayuda a prevenir la aparición de enfermedades. Los glucosinolatos son un complejo natural principalmente presentes en este tipo de alimentos y que, en su metabolización, dan lugar a los isotiocianatos moléculas que ayudan a la defensa frente a infecciones y al cáncer.
Existen muchos tipos de cáncer que son generados por la exposición que tenemos a agentes tóxicos y en nuestra vida cotidiana se encuentran muchos tipos de alimentos contenedores de agentes tóxicos también, por lo que debemos siempre llevar cuidado con lo que comemos y tratar, en la medida que podamos, de llevar una alimentación sana comiendo en mayor medida productos frescos frente a los procesados con prevalencia de frutas y verduras.
Una dieta habitual con este tipo de alimentos se ha asociado con la prevención del cáncer de próstata, colón, vejiga, pulmón, mamá, y otros. Se recomienda la ingesta de estos alimentos por lo menos 3 veces a la semana; estos alimentos son ricos en antioxidantes (selenio, zinc), betacaroteno (provitamina A), vitaminas C, K y E, y como es de suponer fibra y la clave principal para el aprovechamiento de sus nutrientes que contienen y obtener los beneficios deseados se sugiere comerlos crudos, poco cocidos (preferiblemente al vapor) o en conserva.
La sugerencia de comerlos crudos no es un capricho, es que es en ese momento de la masticación cuando se produce la liberación de los compuestos biológicos que exhiben actividad anticancerosa (tiocianatos e isotiocianatos, otros) y antiinflamatoria; durante el proceso de la masticación las membranas celulares se rompen y las enzimas (responsables de esa transformación) degradan los glucosinolatos en isotiocianatos, tiocianatos, indoles y otros que son las sustancias apreciadas en la prevención de muchos tipos de cáncer. Cuando estos alimentos se someten al proceso de cocción las enzimas se destruyen y por ende el proceso de transformación que se debe dar, para la obtención de los compuestos deseados, no se da por lo que perdemos los componentes medicinales que estas plantas nos pueden proporcionar.
Entre las plantas crucíferas existen algunas que son imposibles, o por lo menos desagradables, comerlas crudas y se deben cocer; la recomendación es que las cueza, preferiblemente, al vapor y por poco tiempo para que conserven cierta cantidad de enzimas y glucosinolatos, los responsables de generar los compuestos medicinales que deseamos.
Dentro de esta especie se encuentran: La rúcula o rúgula, el berro, el repollo, la lombarda, la mostaza, el rábano (en sus diversos tipos), brócoli, repollitos de Bruselas, wasabi, verduras de hojas verdes, col rizada, el pak choi, el romanesco, el colinabo (conocido como nabicol o naba), grelos, el kale.