Estudios han encontrado que existe una relación entre cocinar la carne a altas temperaturas (muy hecha) y el desarrollo de cáncer de próstata. El hecho de cocinar la carne a altas temperaturas (frituras) o a fuego directo la convierte en cancerígena sin importar que se trate de carnes rojas o blancas. ¿Esto a qué se debe? ¿Por qué cuando cocinamos la carne en estas condiciones la convertimos en cancerígena? Pues la respuesta es que cuando utilizamos estos métodos de cocción en la carne ésta puede generar aminas heterocíclicas e hidrocarburos aromáticos policíclicos, sustancias con un alto potencial cancerígeno en nuestro cuerpo, de éstas dos sustancias la que mayor esta relacionada con el cáncer de próstata son los hidrocarburos arómáticos policíclicos.
Son las sustancias responsables de potenciar el desarrollo de cáncer en nuestro organismo y las mismas son sustancias químicas que se producen cuando sometemos la carne a una cocción de altas temperaturas, que puede ser freír o barbacoa (a fuego directo). Se ha confirmado que estas sustancias son mutagénicos, es decir, son capaces de causar alteraciones en nuestro ADN lo que puede incrementar el riesgo a desarrollar cáncer.
Los hidrocarburos aromáticos policíclicos se forman la grasa y los jugos de la carne gotean en la superficie de cocción o directamente en el fuego y generan lo propio de una barbacoa llamas y humo; ese humo que se produce y sale despedido al aire, teniendo previamente contacto con la carne, contiene hidrocarburos aromáticos que se adhieren al alimento.
Debido a esto la relación que siempre ha existido entre la ingesta de carne y el desarrollo de cáncer quizás se deba no sólo a la cantidad que consumimos sino también al método de cocción que utilicemos.