Los síntomas que padece el paciente prostático son casi siempre los mismos: dificultad para orinar, micción fina y entrecortada, aumento de la frecuencia miccional, escozor, infecciones urinarias…
Estos síntomas suelen iniciarse a los 50 años y van evolucionando de forma tan lenta que el paciente no se da cuenta de su enfermedad durante mucho tiempo, hasta que empiezan las complicaciones.
Cuando el paciente, por fin, acude a la consulta y después de habernos contado su historia, siempre termina preguntando:
Doctor, ¿usted cuándo piensa que debo operarme?
La respuesta del urólogo siempre estará basada por una parte en la historia que le cuenta su paciente, y por otra en las conclusiones a las que llegue después de haber realizado las pruebas clínicas necesarias.
En resumen, cuando los síntomas que provoca el prostatismo le provoquen las molestias suficientes como para decidir tomar una solución definitiva.
Es imposible vivir levantándose 5 o 6 veces por la noche, tardar 5 minutos en poder orinar con escozor y dificultad o tener que ir corriendo a buscar un servicio porque se escapa la orina.
En estas circunstancias apliquemos el sentido común: si sabemos que tenemos una próstata grande, ya diagnosticada, y posiblemente hemos llevado un tratamiento que no está mejorando nuestros problemas al orinar y somos conscientes de que la próstata sola no va a desaparecer, la respuesta es clara, SOLUCIONE DEFINITIVAMENTE SU PROBLEMA.
¿Qué sentido tiene estar esperando indefinidamente, sufriendo incomodidades, para terminar haciendo lo mismo que debería haberse hecho unos meses o incluso años antes?
Actualmente hay múltiples soluciones, sencillas, cómodas, con mínimo riesgo, que pueden resolver la enfermedad prostática.
En ningún caso estamos hablando de precipitar un tratamiento, pero el posponerlo solo conllevara sufrimiento, molestias y complicaciones.
No existe una disciplina en la medicina que haya experimentado una evolución tecnológica tan llamativa, como la urología en los últimos años. Si nos sugieren hace poco más de una década que un día realizaríamos intervenciones quirúrgicas asistidos por un robot, creo que sólo aquellos con la visión de Julio Verne podrían haberlo imaginado.
Hoy en día el paciente está más informado que antes sobre la salud, las enfermedades, su diagnóstico y su tratamiento, puesto que dispone de medios como internet, programas de radio y televisión. En cualquier caso, la primera opción, y más recomendable, será siempre la de acudir a la consulta de su médico, donde el profesional le ofrecerá un mejor conocimiento de la patología en cuestión.
Hoy sabemos que hay diversos tratamientos no quirúrgicos para solucionar el problema del paciente que padece de prostatismo.
Sabemos que estos procedimientos mínimamente invasivos pueden evitar los efectos secundarios que provocaba la cirugía convencional de la próstata, como la pérdida de sangre, la incontinencia, o la impotencia.
¿Cuáles son los métodos mínimamente invasivos (no quirúrgicos) que nos puede ofrecer la medicina actual?
La elección del método adecuado la realizará el urólogo después de haber valorado fundamentalmente:
Acuda siempre a un centro que disponga de todos los medios posibles para solucionar la HIPERTROFIA BENIGNA DE LA PRÓSTATA.
Cuando los urólogos disponemos de todas las posibilidades de tratamiento en nuestro hospital, podemos elegir la más adecuada para cada paciente.
No todas las próstatas ni todos los pacientes son iguales, por ello debemos individualizar los tratamientos para conseguir los mejores resultados.
El CENTRO DE SALUD PARA EL HOMBRE, en el HOSPITAL VITHAS MEDIMAR, le ofrece todas las posibilidades tanto para el diagnóstico, como para el tratamiento de la HIPERTROFIA BENIGNA DE LA PRÓSTATA.
SERVICIO DE URGENCIAS. 24 horas.
Si necesita más información puede obtenerla en nuestra web saludhombre.es