La próstata es una glándula del aparato reproductor masculino del tamaño de una nuez en condiciones normales y que se encuentra entre la vejiga (órgano que almacena la orina) y la uretra (tubo que lleva la orina desde la vejiga hasta el exterior). La próstata se encuentra por delante del recto (parte final del tubo digestivo). El cáncer de próstata es un tumor maligno que crece generalmente en la parte externa y posterior de la glándula. A medida que el cáncer crece se extiende hacia el interior y hacia el exterior de la próstata. Si el cáncer no ha salido de la próstata es localizado.
El cáncer de próstata es un un tumor que se extiende desde la parte posterior y externa del órgano y se reproduce hasta sus partes internas conforme se va haciendo más grande. Algunas pruebas para realizar un diagnóstico eficaz del cáncer de próstata son el tacto rectal, a través del cual el profesional puede detectar algún anomalía en la glándula y el PSA, mediante el análisis de sangre. Si se detecta un PSA elevado la probabilidad de sufrir cáncer es mayor, aunque este indicador no necesariamente significa la presencia de un cáncer, ya que pude darse también debido a otras patologías como el crecimiento benigno de próstata o la prostatitis.
El urólogo puede sospechar que un paciente tiene un cáncer de próstata si al realizar un tacto rectal (colocar un dedo en el ano para tocar la próstata) se toca un nódulo (bulto) o la próstata está dura o irregular. Si hay sospecha de cáncer de próstata, el médico realizará una biopsia con anestesia local (pinchar la próstata) para quitar unos pequeños trozos que son examinados por el patólogo con un microscópio.
También se puede sospechar un cáncer de próstata si se encuentra elevada en la sangre una sustancia que se produce exclusivamente en la próstata y que se llama antígeno prostático específico también conocido como PSA. Sin embargo, el PSA se eleva no solamente al cáncer de próstata sino que por cualquier enfermedad de la próstata, sea maligna o benigna (infecciones, hiperplasia o infarto de próstata, etc).
A partir de los 50 años de edad, todos los varones tienen que realizarse cada año un tacto rectal y una medición del PSA. Sin embargo, si en la familia de un individuo hay casos de cáncer de próstata (abuelo, padre, hermanos) el control debe comenzar a los 40 años por la posibilidad de que exista en cáncer de próstata familiar.
EL PSA es de gran importancia ya que cuando está elevado puede adelantar el diagnóstico del cáncer de próstata seis o siete años antes de que el tumor se manifieste. Cuanto antes se diagnostique el cáncer de próstata es más probable que pueda ser curado. Cuando se ha encontrado un cáncer de próstata, el médico realizara pruebas para saber si el tumor se ha extendido fuera de la próstata. Estas pruebas son: tomografía computarizada (TAC), gammagrafía ósea, radiografía de tórax, etc.
Si no hay sospecha de que el tumor esté extendido, el paciente puede ser curado realizando un tratamiento radical que consiste en uno de los siguientes: cirugía para extirpar la próstata, las vesículas seminales y los ganglios linfáticos (prostatectomía radical) o radioterapia ya sea externa o con agujas radiactivas que se colocan en el interior de la próstata (braquiterapia).
Si el tumor se diagnostica cuando es muy pequeño y el paciente es anciano, puede ser que el paciente no necesite tratamiento, y que solo se deban realizar controles hasta que el tumor sea más grande (conducta expectante). Esta forma es muy frecuente en los países nórdicos.
Si el tumor se ha extendido a los huesos o a los ganglios linfáticos se realiza un tratamiento con medicamentos que frenan la hormona masculina (tratamiento hormonal) que puede ser con una operación que extirpa los testículos del paciente (orquiectomía) o con una inyecciones que se aplican cada uno, dos o tres meses (agonistas de LH-RH). En ocasiones se agregan unos comprimidos que también actúan compitiendo con la hormona masculina y que se llaman antiandrógenos. Este tratamiento también se puede aplicar en pacientes con tumor localizado en los que por tener edad avanzada o presentar enfermedades asociadas no se puede realizar un tratamiento radical con cirugía o radioterapia.
Del mismo modo que ocurre con otros tumores que sufre el organismo, el diagnóstico del cáncer de próstata ha de ser histológico debido al marco legal y ético de la medicina. En ningún caso puede administrarse un tratamiento sin que exista la evidencia que otorgan las pruebas de carácter médico y nunca a través de simples sospechas. Los métodos de diagnóstico del cáncer de próstata, como el tacto rectal o el indicador PSA deben ser aceptados por el paciente y en caso de existir evidencias de que el mismo padezca cáncer de próstata debe llevarse a cabo una biopsia prostática que lo constate.
La biopsia prostáica se desarrolla a través del recto y utilizando anestesia local, obteniendo un resultado más óptimo si se apoya en una ecografía transrrectal. Si tenemos en cuenta la estructura de la próstata, se realizan 3 biopsias de cada uno de los lóbulos prostáticos y llevando a cabo más biopsias si fuera necesario en zonas sospechosas detectadas con la ecografía o el tacto.
A continución y a modo de resumen, se detalla algunos tratamiento utilizados con intención curativa para pacientes a los que se les ha detectado cáncer de próstata de forma precoz. En primer lugar la prostatectomía radical, que la intervención de carácter quirúrgico para extirpar por completo la glándula, las cadenas ganglionares obsturatrices y vesículas seminales. Por otro lado tenemos la radioterapia radical, a través de la cual que administra irradiación en las zonas afectadas de forma selectiva.
En etapa de investigación, se encuentran algunos tapamiento como la braquiterapia o radioterapia intestinal. Dichas terapias paliativas supone en bloqueo hormonal mediante la cirugía para frenar el crecimiento de las hormonas dependientes del tumor o la castración médica (fármacos). El punto negativo de este tratamiento es que el tumor termina inmunizándose al tratamiento en un periodo de 2 años, a pesar de ser un muy buen tratamiento desde el punto de vista de la sintomatología.
Algunos tratamientos como la cirugía endoscópica o la radioterapia también suponen una muy buena opción con objetivos paliativos para la metástasis. El desarrollo de métodos para la detección precoz y campaña screening para el cáncer de próstata resulta un tema atractivo a la par que controvertido hasta que se finalicen los estudios prospectivos (National Cáncer Institute). Desde el punto de vista de sus defensores, la detección del cáncer de próstata a través del PSA y el tacto rectal en hombres asintomáticos cuya expectativa de vida sea de más de 10 años, ayudarán a disminuir las tasas de mortalidad al dectar el cáncer en estadios tempranos de la enfermedad. Por otro lado, los detractores ponen en entredicho este aumento de enfermos supervivientes al cáncer de próstata, alegando la detección latente en estos programas y el coste monetario.
Resulta complicado que los pacientes diagnosticados precozmente de cáncer de próstata y a los que se les pude ofrecer algún tratamiento curativo, entiendan dichas críticas a los programas de screening. Además, teniendo en cuenta la singularidad del paciente oncológico español, es imposible que paciente conocedor de padecer un cáncer, acepte recibir un tratamiento hasta que sufra algún tipo de síntoma. Esto se refuerza más si cabe, cuando ante preguntas como cuál será la evolución, en cuanto tiempo y cuál será la sintomatología, el urólogo no puede responder de una forma fehaciente debido a la falta de marcadores suficientemente fiables para poder responder con garantías.