Se estima que de un 20% a un 30% de las disfunciones eréctiles tienen un origen psicológico.
Hay situaciones que pueden facilitar la aparición de disfunción eréctil a medio o largo plazo: una educación moral o religiosa restrictiva, una información sexual inadecuada, experiencias sexuales traumáticas o relaciones deterioradas entre los padres.
Otras situaciones en cambio, pueden condicionar su aparición a corto plazo: disfunción eréctil previa, problemas en la relación de pareja, fallos esporádicos de erección o infidelidad.