Es la enfermedad de próstata más frecuente en los hombres, ya que más del 50% de los varones mayores de 60 años y más del 80% de los varones mayores de 80 años la presentarán. La próstata agrandada comprime la uretra por lo que el paciente tiene dificultad para orinar ya que su chorro es muy débil. Los síntomas más comunes son: dificultad para comenzar a orinar, chorro débil, orinar muy seguido y levantarse varias veces a orinar por la noche. Además, también puede originar alteraciones en la vida sexual.
La próstata es una glándula del tamaño de una nuez en condiciones normales y que forma parte del sistema reproductor masculino. Se localiza por debajo de la vejiga y por delante del recto y rodea la uretra (conducto por el que la orina sale al exterior). Actualmente no se conocen todas las funciones de esta glándula pero si se sabe que el líquido producido por ella y que se vuelca durante la eyaculación sirve como nutriente para los espermatozoides y ayuda a disminuir la acidez de la vagina.
Existen varios tratamientos, dependiendo de la severidad de los síntomas. Al inicio de la enfermedad se pueden recetar medicamentos pero si no se logra la mejoría se debería realizar una operación. Si la próstata no es muy grande, la operación se puede realizar por la uretra con un aparato especial (resección transuretral). Si la próstata es mayor de 80 gramos la operación se debe realizar la extirpación del tejido prostatico que puede ser por vía uretral o cirugía abierta. La via uretral que incluye el láser, la resección transuretral , es considerada hoy en día la primera elección quedando relegada la cirugía abierta para casos excepcionales.
El tamaño de la próstata aumenta al aumentar la edad del hombre y a este aumento de tamaño se le conoce como Hiperplasia Benigna de Próstata (HBP).
La próstata tiene dos períodos de crecimiento. El primero ocurre durante la pubertad temprana, momento en que la glándula dobla su tamaño. Posteriormente, alrededor de los 25 años de edad la próstata comienza a crecer nuevamente. Como consecuencia de este segundo crecimiento, y varios años mas tarde es que se produce la HBP.
Aunque la próstata continua su crecimiento durante casi toda la vida del varón, el agrandamiento no produce problemas hasta después de los 60-70 años. La HBP raramente produce síntomas antes de los 40 años. Sin embargo, mas de la mitad de los varones a los 60 años y cerca del 90% de los varones entre los 70 y 80 años presentarán problemas al orinar.
El crecimiento de la próstata produce la compresión de la uretra que pasa por su interior por lo que el chorro de la orina se vuelve cada vez mas fino y sin fuerza. Al continuar la obstrucción, comienza a sufrir la vejiga que se vuelve sensible a cantidades pequeñas de orina por lo que el paciente orina a menudo y una muy pequeña cantidad.
Si la obstrucción persiste, la vejiga se vuelve incapaz de vaciarse completamente por lo que se comienza a acumular la orina, por lo que el paciente tiene la sensación de no haber vaciado completamente su vejiga. El agrandamiento de la próstata es un elemento normal en el envejecimiento como son las canas en el pelo. Como la expectativa de vida aumenta, lo mismo sucede con la HBP. Esta enfermedad es mas frecuente en los países occidentales que en los orientales, lo que se atribuye a la dieta con mayor contenido en grasa en occidente. Además es mas frecuente en varones casados que en solteros.
Todavía no se conoce con exactitud cuál es el mecanismo por el que aumenta el tamaño de la próstata. Lo que sí se sabe, es que el crecimiento no se produce si al individuo se le han extirpado los testículos en la infancia. Como el testículo produce la hormona masculina (testosterona) se presume que esta hormona es de gran importancia para el crecimiento de la próstata. Durante el crecimiento de la próstata, se observa el incremento tanto de sus glándulas (parénquima) como del tejido de soporte (estroma). De ahí que el crecimiento se denomina hiperplasia glandular y fibromuscular de próstata.
Los síntomas están dados por la obstrucción de la uretra y por la pérdida gradual de la función de la vejiga, lo que resulta en el vaciado incompleto de la vejiga. Los síntomas son muy variados pero generalmente se relacionan con problemas durante la micción como son:
Como la aparición de los síntomas es progresiva a lo largo de la vida del hombre, este se va acostumbrando a su forma de orinar aunque lo haga con dificultad, por lo que en ocasiones se encuentra que bruscamente no puede orinar (retención aguda de orina) debiéndose colocar una sonda en la vejiga para vaciarla. Esto muchas veces es desencadenado por viajes largos, sin detenerse para orinar, alcohol, temperaturas frías de invierno o por algunos medicamentos como los antialérgicos. Estos medicamentos contienen sustancias descongestionantes llamados simpaticomiméticos que como efecto secundario producen dificultad para que se abra el cuello de la vejiga por lo que se acumula la orina.
Los problemas para orinar relatados anteriormente son producidos por el crecimiento de la próstata en 8 de cada 10 pacientes, sin embargo, también pueden ser producidos por otras enfermedades mas graves que su urólogo tendrá que diagnosticar y tratar como por ejemplo el cáncer de próstata que en ocasiones se manifiesta por síntomas indistinguibles de los de la hiperplasia benigna de próstata.
El primer examen que realizará el urólogo es un tacto rectal con lo que se obtiene una idea general sobre el tamaño y otras características de la próstata (nódulos, zonas duras, etc). Otro examen que solicitará el médico es la determinación de una sustancia en sangre llamada PSA. El PSA es específico de próstata, esto quiere decir que no se produce en ningún otro órgano. Cuando está elevado quiere decir que hay algún problema en la próstata. Este problema puede ser maligno o benigno. La HBP eleva el PSA. Su médico puede solicitar además la realización de una ecografía renal (para saber si hay algún problema en el riñón) y una ecografía de la vejiga y de la próstata. Además se puede realizar una flujometría con lo cual el médico tiene una idea de cómo es la fuerza del chorro de orina.
La mayoría de los hombres que tengan HBP y que les produzca síntomas, necesitarán un tratamiento que puede ser con medicamentos o con cirugía. En la actualidad existen varios medicamentos efectivos para la HBP, como son los alfa-bloqueantes, los inhibidores de la enzima 5 alfa reductasa y algunos derivados de plantas (fitoterapia). Sin embargo, por el aumento de la expectativa de vida de los hombres, un porcentaje cada vez mas elevado de pacientes necesitarán de una cirugía para solucionar sus molestias al orinar. Hasta hace muy pocos años, existían dos técnicas quirúrgicas para el tratamiento de la HBP. La primera es la cirugía abierta (adenomectomía) que tiene mas de 100 años y que consiste en hacer una incisión en el abdomen por debajo del ombligo, abrir la vejiga y extirpar el tumor benigno de la próstata. Esta técnica requiere ingreso en clínica durante 5-7 días, siempre se produce sangrado que requiere transfusión en 10-20% de los pacientes, puede producir incontinencia de orina total o parcial en 5-8% de los casos e impotencia sexual en 10-15% de los pacientes.
La segunda técnica es la resección transuretral (RTU) que se comenzó a practicar alrededor del año 1950 y que consiste en pasar un aparato llamado resector a través de la uretra con el que se practican pequeños cortes en la próstata con corriente eléctrica y posteriormente se extraen los fragmentos con una jeringa grande. Esta técnica es menos agresiva que la cirugía abierta, aunque los pacientes deben permanecer ingresados entre 3 y 5 días, también se produce sangrado durante la intervención requiriendo transfusión de sangre entre 5 y 15% de los pacientes, entre 3 y 5% quedan con incontinencia de orina total o parcial y cerca del 5% presentarán impotencia sexual. En los casos en que la próstata era mayor de 70-80 gramos se realizaba cirugía abierta.
La cirugía se puede realizar a través de la uretra (sin realizar una incisión y se llama resección transuretral (RTU)) o con incisión (adenomectomía suprapúbica o retropúbica). La decisión sobre la técnica a realizar estará determinada por el tamaño de la próstata. Si la glándula es menor de 70 a 80 gramos se realizará la operación a través del conducto (RTU). Si la próstata es muy grande se debe realizar con una incisión (adenomectomía suprapúbica o retropúbica).
Existen otros métodos de tratamiento como la termoterapia, el láser o el que utiliza radiofrecuencia (TUNA). Sin embargo estas técnicas no han mostrado la efectividad de la RTU o la adenomectomía.