La operación de la próstata siempre ha sido considerada como una intervención que conllevaba graves complicaciones y efectos secundarios. Entre las complicaciones caben destacar las hemorragias, relativamente frecuentes y el largo periodo postoperatorio, debido a la cirugía agresiva que requería la intervención quirúrgica (abierta) de la próstata. Entre los efectos secundarios posibles, la incontinencia y la impotencia eran los más temidos por los pacientes que debían ser sometidos a este tipo de tratamiento quirúrgico.
Desde hace más de 20 años la cirugía convencional de la próstata, que requería abrir la pared abdominal y la vejiga de la orina ha sido sustituida por la cirugía endoscópica.
Es muy frecuente escuchar en la consulta a pacientes que te comentan si no sería mejor abrir el abdomen por que de esta forma podríamos ver mejor la cirugía que estamos haciendo.
Pero cuando les explicamos que las técnicas endoscópicas las realizamos con cámaras de alta definición que nos permiten ver con total claridad y mayor exactitud las estructuras anatómicas, se quedan convencidos del gran avance que ha supuesto el utilizar estas técnicas.
La cirugía endoscópica permite llegar a la próstata a través de la uretra y desde ésta poder extraer, evaporizar o enuclear el tejido prostático desarrollado , el adenoma de próstata.
Para ello podemos utilizar distintas energías : diferentes tipos de láser, la corriente eléctrica monopolar o bipolar y muy pronto simplemente agua
Con ello podemos:
Todo ello se traduce en un gran avance para mejorar significativamente :
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