La unidad de cáncer trata de prevenir y afrontar la enfermedad de cáncer urológico con los más innovadores medios de diagnóstico y tratamiento. Los especialistas que componen la unidad de cáncer de nuestro centro llevan más de 20 años diagnosticando y tratando esta enfermedad.
Somos especialistas en ofrecer una 2ª opinión médica en procesos de cáncer para aconsejar la mejor manera de abordar la enfermedad con éxito.
Detectado a tiempo, el cáncer de próstata se puede curar hasta en más del 85% de los casos. De ahí la importancia de las revisiones urológicas. Recordamos que este cáncer sólo empieza a manifestar sintomatología cuando ya está en estados muy avanzados. En sus primeras fases, el cáncer de próstata suele ser asintomático. Los síntomas más frecuentes desencadenados por el cáncer de próstata son el aumento de la frecuencia urinaria, urgencia miccional, dolor al orinar, sensación de vejiga llega, pérdida de apetito y anemia.
Normas generales para prevenir el cáncer.
Dietas aconsejadas.
Autoevaluación: para intentar detectar los signos y síntomas típicos.
Consejo genético: especialmente cuando hay antecedentes familiares de cáncer demostrado.
La universalización de la ecografía en la práctica médica y la posibilidad del uso de marcadores tumorales como el PSA han hecho que en las dos últimas décadas la incidencia de todos los tumores urológicos halla crecido. Si bien en tumores como el renal y el testicular ello se ha correspondido con un descenso de la mortalidad cáncer específica, dicha eventualidad no se ha producido en los dos tumores urológicos más frecuentes, como son el de próstata y el de vejiga.
A continuación se relatan las diversas situaciones clínicas que se pueden dar en Atención Primaria y que deben alertar de un posible tumor urológico:
Hallazgos incidentales en exploraciones radiológicas por otras patologías.Se puede diagnosticar el tumor renal o el vesical. El hallazgo de ectasia renal, quistes renales complicados, adenopatías retroperitoneales, metástasis pulmonares, hepáticas u óseas obligan a una exploración urológica minuciosa y a pruebas complementarias.
Hay que considerarla tumoral «hasta que se demuestre lo contrario», pues la presentan el 30 % de los tumores renales, el 60 % de los de vías y el 84 % de los vesicales. Tan solo existen dos situaciones en las que se puede obviar el algoritmo diagnóstico de la hematuria, que son cuando una microhematuria acompaña a una infección de orina o a un cólico renal. Por lo tanto la clínica y el sedimento se sitúan al inicio del algoritmo de estudio de una hematuria, que se sigue con ecografía reno-vesical, urografía, citología urinaria seriada y la posibilidad de dismorfia eritrocitaria.
Una masa testicular se ha de estudiar siempre con sedimento y ecografía testicular. Una masa hipogástrica requiere descartar globo vesical, tacto bimanual y ecografía. Una masa lumbo-abdominal requiere ecografía y sedimento.
Sospecharemos de un cáncer de próstata si su instauración es rápida y paralela a dolores óseos o bien si se acompaña de un tacto rectal sospechoso. Sospecharemos de un cáncer de vejiga infiltrante. ante la presencia de infecciones de repetición con gérmenes no habituales y de un carcinoma in situ de vejiga si es de predominio irritativo y los cultivos son negativos.
Aumento del PSA
En primer lugar conviene asegurar que la cifra de PSA no esté falsamente elevada por la presencia de infección de orina (tirita reactiva +/- sedimento), o situaciones que puedan artefactuarlo (ciclismo, eyaculación < 24 h, manipulaciones urológicas recientes, etc). Es obligado realizar un tacto rectal, pues el valor predictivo positivo de ambas pruebas juntas es mucho mayor. Conviene recordar que si bien los valores de referencia clásicos (normalidad < 4 ng/ml) son útiles como valor de corte, la producción de PSA por el tejido prostático benigno (0.3 ng/ml por gramo de tejido) supone que el 25 % de pacientes diagnosticados de hipertrofia benigna de la próstata tienen un PSA > 4 ng/ml y un 5 % PSA > 10 ng/ml. Además hasta un 30 % de pacientes con cáncer de próstata tienen un PSA < 4 ng/ml. En la actualidad, la determinación del cociente entre las fórmulas moleculares del PSA (libre/total) y el encasillamiento de los rangos de normalidad del PSA a distintas décadas ahorran un número de biopsias innecesarias, aunque se debe realizar un seguimiento exhaustivo a estos pacientes.
No solo la presencia de las formas exofítica o ulcerada típicas del cáncer de pene han de poner en alerta al médico. La presencia de infección por el virus del papiloma humano (condilomas) en el paciente o en su pareja obliga a peniscopia tras la aplicación de solución de acético al 5 %. La detección de pápulas eritematosas o descamativas requieren biopsia por poder tratarse de carcinoma in situ de pene.
Hay que tenerlos muy presentes en el cáncer de próstata y en el cáncer renal y no tanto en el resto de tumores urológicos.
Este apartado cobra gran importancia en el cáncer transicional (vejiga y vías), pues el hábito tabáquico y el contacto con anilinas (pinturas, tintes, determinadas industrias, etc) son dos factores etiológicos claramente demostrados epidemiológica y experimentalmente. En el cáncer de pene, la mala higiene, frecuente en ancianos, indigentes y disminuidos psíquicos, es junto a la presencia de fimosis, un factor predisponente. En el resto de tumores urológicos no se han descrito factores etiológicos claramente consensuados en la literatura.
La alta incidencia de tumores subclínicos o latentes contrasta con la elevada tasa de mortalidad por este tumor, el 2º más frecuente tras los tumores dermatológicos. Por ello, la necesidad de screening es un asunto controvertido (actualmente realizándose un programa de screening en el IVO con determinación de PSA y tacto rectal). Concordante con esta idea es la de restringir la determinación de PSA por encima de los 75 años a aquellos pacientes solo sintomáticos.
«Una nueva técnica amplía la precisión del diagnóstico de cáncer de próstata» – Dr. Bartolomé Lloret | Ver artículo
El estudio de la presencia de hematuria por tira reactiva +/- sedimento en grupos de riesgo se ha mostrado efectiva; no así la citología. En la actualidad existen gran número de líneas de investigación sobre factores diagnósticos moleculares determinados en orina.
El empleo sistemático de ecografía para descartar su presencia no está indicado en la población sana, y solo se ha de realizar en pacientes con antecedentes familiares, enfermedad de von Hipple Lindau, esclerosis tuberosa y en los poliquísticos (controvertido)
El screening mediante autoexploración en este tumor no está indicado por su incidencia, sino por su facilidad, por la edad en la que aparece y las altas posibilidades de curación. Atención especial a los pacientes con antecedentes de criptorquídia por su asociación. Necesidad de estudio de esta eventualidad en la edad pediátrica.
Pese al papel protector de la postectomía en la infancia (no absoluto), se necesitan otros cofactores etiológicos como la mala higiene, la presencia de infección por el virus del papiloma humano etc para su desarrollo, por lo que la postectomía profiláctica no se puede recomendar de forma absoluta. Cobra mucha importancia el control multidisplicinar de la infección por el virus del papiloma humano.
De todos es conocido que el cáncer es una de las principales causas de mortalidad, sin embargo si somos capaces de diagnosticarlo en estadios iniciales, cuando todavía esta localizado puede ser curado.Es por ello que debemos reunir todos nuestros esfuerzos para tratar de erradicarlo de nuestro organismo.
En la próstata se pueden producir tumores benignos como la hiperplasia benigna de próstata (adenoma de próstata), tumores malignos siendo el mas frecuente el adenocarcinoma o infecciones (prostatitis aguda o crónica).
El término hiperplasia significa que la próstata aumenta de tamaño debido al crecimiento del número de células y benigna significa que no es un cáncer. La hiperplasia benigna de próstata es la enfermedad mas frecuente que puede tener la próstata y que se caracteriza por el crecimiento de una de las zonas de la glándula, la zona de transición, que se encuentra rodeando la uretra. La probabilidad de desarrollar HBP aumenta con la edad, observándose en más de la mitad de los varones mayores de 60 años y en 80 % de los hombres mayores de 80 años.
Sin embargo, solo la mitad de los casos que presentan agrandamiento de la próstata presentarán síntomas urinarios y el 30% de todos los hombres deberán ser operados en algún momento de su vida. Las molestias que produce la HBP se deben a la obstrucción de la uretra y las mas frecuentes son: chorro fino y entrecortado, goteo al acabar de orinar , necesidad de hacer fuerza con el vientre para orinar, imposibilidad total para orinar, sensación de no vaciar completamente la vejiga, necesidad urgente de orinar y orinar muchas veces durante el día y la noche.
El cáncer de próstata (CP) constituye actualmente el cáncer más frecuente en los hombres adultos, y la segunda causa de muerte por cáncer entre los mismos. Estudios necrópsicos han llegado a determinar que la posibilidad de que todos los hombres tendrían focos microscópicos de CP en su próstata a la edad de 100 años, lo que da una idea por un lado la elevadísima incidencia de este tumor y por otro permite atisbar que no todos los CP van a ser la causa de muerte del que lo sufra.
La posibilidad del diagnóstico precoz de este tumor es sin lugar a dudas, y como en otro tipo de tumores como el cáncer de mama o de cérvix en las mujeres, una más que atractiva posibilidad para el sistema sanitario y aún más para el paciente, pues las posibilidades de curación son muchas más cuando la enfermedad se diagnostica en sus etapas más precoces.
Las herramientas que se dispongan para una campaña de detección precoz a nivel de la población general han de cumplir criterios de alta sensibilidad y especificidad, a la vez que han de ser asumibles desde el punto de vista económico y asistencial. Estos conceptos han sido y siguen siendo argumentados a favor y en contra de las campañas de detección precoz o screening de cualquier tumor, y el CP es un claro ejemplo de ello.
Pero en las controversias que estas campañas suscitan, nunca hay que olvidar que el último beneficiario del diagnóstico precoz en CP será el paciente al que se le detecte un CP en etapas precoces y se le pueda ofertar una tratamiento curativo. Es muy probable que dicho paciente sea ajeno a toda la discusión que se pueda plantear en este informe; sin embargo, será un paciente con muchas probabilidades de haber sido curado del CP al que no le importarán el resto de argumentos que se relatarán a continuación.
Actualmente solo se debe plantear como marcador biológico del CP al PSA, pues ofrece unas cifras de sensibilidad y especificidad al resto de marcadores en este tumor. El PSA es una proteína cuya función es licuar el semen y que es específicamente producido por las células secretoras de la próstata. Su mayor problema radica en su baja especificidad, pues el epitelio benigno también lo produce. Ello le otorga un valor predictivo positivo para el CP entre el 33 y 47 %, a pesar de que su valor predictivo negativo es muy alto (90 – 98 %).
Ello supone que dentro los valores de «normalidad», tasados en PSA < 4ng/ml no sean absolutos. Hasta 23 % de los pacientes con hipertrofia benigna de próstata tienen un PSA > 4 ng/ml y existe una serie de diagnóstico precoz de cáncer de próstata que observa que hasta el 43 % de CP tienen un PSA < 4ng/ml (cifra que nos parece un tanto extrema).
Con el objetivo de mejorar las tasas de detección del CP según los valores del PSA se han investigado distintos parámetros matemáticos en relación al mismo. Con ello se persigue acotar las indicaciones de biopsia prostática a aquellos pacientes en los que la probabilidad de desarrollar un cáncer de próstata es mayor. Aunque estos «cálculos del PSA» no son necesarios para el programa de detección precoz del CP, sí que son muy útiles en el seguimiento de los pacientes en los que existe un riesgo intermedio de padecer cáncer de próstata, es decir, aquellos que debido a un tacto rectal sospechoso o valores de PSA entre 4 y 10 ng/ml y en los que la primera biopsia ha sido negativa para CP, pero a los que no se les puede descartar como candidatos a padecerlo.
Por lo comentado, es conveniente en el contexto de un programa de detección precoz de CP, que recordemos las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en cuanto a la determinación del PSA.
Por lo tanto, e independientemente de la posible justificación del programa de diagnóstico precoz del CP y dado la falta de resultados en cuanto a que dicho programa conlleve una disminución de la mortalidad cáncer específica por dicho tumor, el PSA es el único marcador biológico que permite elevar la tasa de detección del CP.
La OMS define el screening como la identificación presunta de enfermedades mediante la utilización de pruebas que puedan aplicarse fácilmente y permitan distinguir las personas aparentemente sanas que probablemente padezcan una enfermedad de las que no probablemente no la padezcan, para que aquellas puedan obtener el diagnóstico y tratamientos necesarios.
A los programas de screening se les debe pedir que mejore la tasa de detección precoz, la supervivencia y la mortalidad por la enfermedad. El screening de cáncer de próstata cumple con creces el primer objetivo; los otros dos están en estudio en distintas poblaciones del mundo. Existen controversias, como por ejemplo la de que el aumento de supervivencia que el programa de detección conlleve se deba a un sesgo por adelantarse en el tiempo («lead-time bias») o lo que es lo mismo ganar años con enfermedad diagnosticada/tratada pero no ganar años por enfermedad tratada.
El CP es una enfermedad atractiva para realizar un programa de screening; supone una importante causa de mortalidad, tiene un largo periodo de evolución, se puede detectar en fases asintomáticas, el PSA y el tacto rectal son inócuos y útiles para su detección precoz y su tratamiento precoz tiene un excelente pronóstico. En contra de la realización de este programa se esgrime la alta tasa de CP latente y el desconocimiento actual de la verdadera historia natural del CP.
La mayoría de autores abogan que los programas para detección precoz del CP han de combinar la realización de un tacto rectal mediante un urólogo y la determinación en sangre periférica del PSA. La ecografía transrrectal es muy controvertida como técnica de screening, por la ausencia de un patrón ecográfico patognomónico y por diagnosticar pocos casos más cuando el tacto y el PSA son negativos. En la literatura mundial, existen gran cantidad de casuística al respecto del valor del PSA y el tacto rectal en el screening del cáncer de próstata, pero es evidente que un tacto rectal sospechoso incrementa sustanciosamente el valor predictivo positivo de un PSA alterado.
Las tasas de detección en diversos programas de screning de CP en varones sanos oscilan entre 1,8 y 5 % mediante la realización de tacto rectal y PSA combinados. Evidentemente dichas tasas se incrementan en estudios de varones sintomáticos. En un estudio realizado entre 1091 varones mayores de 49 años de Getafe (Madrid), se obtuvo una tasa de detección algo menor (1,008 %), necesitando biopsias el 8,8 % de la población estudiada y una media de 8,8 biopsias para la detección del CP. El PSA de forma aislada hubiera demostrado el 90,9 % de los CP, mientras que el tacto rectal el 72,7 %; cuando ambos métodos fueron combinados se incrementó por tanto un 37,5 % la detección del CP respecto a si se hubieran hecho aisladamente ambas pruebas.